domingo, 27 de julio de 2014

Vacío


Lo supe desde siempre, desde que aquellos bultitos tomaban mis dedos con su pequeñas manitas, aún así desde esa perspectiva se veía como algo muy lejano, increíble y poco probable que sucediera.

Pero la vida acomoda las cosas como se le pega la gana.

Y vengo aquí a despotricar porque aquí compartí muchos momentos de sus vidas, sus logros, sus cumpleaños, sus travesuras, sus tristezas y sus alegrías.

Fueron los Talibanes, después los Maras y pasó el tiempo y se convirtieron en dos adultos hechos y derechos, con sueños que finalmente están realizando. Pero para hacerlo tuvieron que partir y he ahí donde me duele hasta el más lejano rincón de mi alma.

Extraño sus voces, sus risas, sus disertaciones interminables sobre la vida y también sobre cosas sin trascendencia, los momentos en que nos "achinchorrábamos" a ver una película o a escuchar música. 

La Mara sí regresa (es mueganosa como su madre) pero el Mara estoy segura de que no lo va a hacer, lo conozco y ya levantó el vuelo.

Lo único que me queda es alegrarme de sus logros desde la distancia y esperar cada diciembre con desesperación.

A lo mejor estoy siendo muy exagerada, pero hay cosas que sólo una madre puede sentir y entender.

Apenas llevo unos días, pero siento un gran vacío... el vacío de mi nido.